Llevo días queriendo escribir, días en los que mi mente divagaba saltando entre un montón de temas, más o menos absurdos, más o menos serios, y los resultados terminaban siempre en la papelera (y fue mejor así).
Han sido muchos los años perdidos, muchos los minutos que sin compasión fueron quemados en aventuras que no me llenaban y que tampoco me llevaban a ninguna parte, incontables los segundos de desesperada espera sin saber a quien esperaba, sin saber siquiera si esperaba o si sólo desesperaba. Después llegó el tiempo de contemplación, ese tiempo que parece no pasar, ese que entre los dedos se nos escurre inevitablementede, ese que cierra heridas y cura cicatrices, ese donde nos autoconvenvemos de que estamos bien tal como estamos, que sin nadie que acompañe nuestros pasos estamos de maravilla. Pero dicen por ahí que ninguna espera es en vano, y cuando menos lo esperamos ... en una curva del camino, aparece alguien, alguien que nos remueve por dentro sin ni siquiera decir una palabra, alguien que con su mirada no sólo capta nuestra atención, sino que nos cautiva, nos arrastra a intentar conocerla, a saber algo más de ella. De repente nos vemos como adolescentes tratando de provocar "encuentros casuales ", diciendo eso de "Que coincidencia, yo no suelo venir mucho por aquí ", y es cierto, sólo hemos ido porque sabíamos que estaría allí .
Las conversaciones van aumentando en duración y en contenido personal, los encuentros casuales se convierten en un "quedamos" . Sin saber cómo nos vemos inmersos en una nueva vida, esa que habíamos estado buscando, esa que ya creíamos no tendríamos nunca, los momentos de felicidad se multiplican, nuestras ganas de correr junto al otro se hacen cada vez más irrefrenables, echamos de menos a alguien que hace nada ni siquiera estaba presente, cuando hablamos ya no lo hacemos en singular, siempre usamos el plural, cambiamos el "yo" por el "nosotros" y ...si, ¿por qué no decirlo? comenzamos a sentir, a sentir aquello que creíamos olvidado o que tal vez nunca habíamos sentido, y no es que nos hayamos enamorado, no ... es algo más intenso, algo que brota desde mucho más adentro que el corazón, algo que viene asomando imparable desde nuestra alma. Hemos descubierto que AMAR es posible y el AMOR una realidad
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