miércoles, 29 de agosto de 2018

Y amaneció otra vez

Hoy no se como comenzar, son tantas las frases que se apelotonan en mi cerebro intentando abrirse paso para quedar plasmadas sobre la página en blanco, son tan fuertes los sentimientos que del corazón pretenden saltar al texto, pero la prudencia y este nuevo autocontrol que me impongo lo impedirán.
Hoy, al igual que hizo ayer, el día ha amanecido en silencio,  ese silencio que generan los olvidos, que arrastra consigo el dolor, ese dolor que ahoga el corazón.
Pero hoy había una diferencia, hoy mi ego se había rebelado a esta situación,  se ha puesto en plan sargento legionario, pero de los de antes, de aquellos que acompañaban sus órdenes con un "a la puta carrera" .... y corrías, vaya que si corrías. Pues eso,  se ha puesto en ese plan y me ha soltado una de esas arengas para antes de la batalla.
- ¿Eres gilipollas o es que tengo que darte un guantazo para que despiertes? Esta vida sigue, el sol no dejará de salir porque ella no esté. No es la primera vez que una mujer desprecia tu amor, que piensa que eres poco para ella. Que está vez estabas enamorado de verdad y duele más,  ese es el precio a pagar por amar.
Nadie va a vivir por ti, sólo tu tienes la clave, la fuerza que necesitas para superar esta situación esta en tu interior, en el mismo corazón que la ama, y por ese mismo amor has de demostrarle que  si puedes.

Después de semejante discurso, no me quedo otro remedio que saltar de la cama, y tras tomarme un té y un par de mensajes no contestados, salir a la calle con una nueva mentalidad.
Ella ya me había dejado claro que lo nuestro se había terminado,  que ya no había posiblidad de solucionarlo, que  aquel tiempo ya era historia. Con un poco de suerte pudiera ser que la recupera de como amiga, pero ya ni eso parecía estar seguro, de modo que no quedaba otra cosa que hacer de tripas corazón y seguir adelante.
Hoy amanecía como ayer, pero ya nada será igual.

domingo, 26 de agosto de 2018

Y vuelves

Tus visitas están haciéndose ya habituales, esa forma tuya de presentarte cuando decidía huir con mi dolor a la soledad de esos rincones tranquilos donde nadie llegaba.
Ya que el rio no era refugio,  pues siempre me encontrabas y venías a visitarme, decidí cambiar mi refugio de soledad, las libélulas europeas no toleran el agua salada. Cambie el río por el mar, los rincones rodeado de vegetación por las estériles rocas del acantilado, sólo una constante, un común nexo entre ambos lugares, otra vez estaba sentado sobre una fría y húmeda piedra.
Ningún rio cerca, ningún regato, lago o charca de agua dulce, nada que pudiese anunciar tu nueva visita. Pero una vez más me encontraste, volviste junto a mi, a regalarme tu compañía, tu mirada, tus gracias vuelos e interminables bailes, volviste a descansar como antes, como siempre lo hacias, volviste a ponerte sobre mi pecho,  a la altura del corazón,  escuchando su latir.
Tal vez sea ya mi imaginación quien me hace ver lo que no hay, pero esto no puede ser casualidad.
Tus visitas se repiten, no importa río o mar, alla donde yo esté tu me sorprendes con tus visitas, y sinceramente, yo encantado.
Ahora pareces haber buscado una nueva mensajera,  alguien que como tu vuela en libertad. Ella también viene a susurrarme al oído.

C. Rodríguez
26/08/2018


viernes, 24 de agosto de 2018

CORAZON LIBRE

CORAZON LIBRE

Ya llegó el día,

ese que tanto temía,

ya confirmaste mis miedos,

ahora no es cosa de celos,

ya es cosa de vuelos.

 

Ya tu corazón vuela libre,

ya no tiene ataduras,

ya el lastre de mi amor

de tu barquilla has tirado,

cual aerostático globo,

gran altura has ganado.

 

Ya surcas libre los aires,

ya bailas sobre los ríos,

ya mis pobres alas rotas

seguir tu estela no pueden.

 

Hoy como ayer vuelas,

grácil tus movimientos muestras,

ante mis húmedos ojos,

que así no están porque llueva,

sino por saladas lagrimas

que desde el alma brotan.


Ayer eras mi vida,

la causa de mi alegría,

hoy tan soló un recuerdo,

que lastima corazón y mente

igual que la misma muerte.

 

Aquí seguiré como hasta ahora,

por si el viento del recuerdo,

ese que ahora me ahoga,

decidiese traerte de vuelta

para que hacerte feliz yo pueda.

 

Al destino que nos separo pido,

que no te deje en el olvido,

que esa felicidad que viví contigo

tu también la hayas vivido conmigo.

 

Que de hoy en adelante,

sólo haya en tu camino,

amor y dicha constante,

y a este caminante

ayude a seguir adelante.


C. Rodríguez
24/08/2018

miércoles, 22 de agosto de 2018

TIEMPO

TIEMPO


Tiempo, tú que me faltabas,

tú que siempre eras insuficiente,

escaso para dedicarte a ella.

 

Tiempo, tú que ahora me sobras,

que pareces haberte detenido,

excesivo para pensar en ella.

 

Tiempo, que implacable pasabas

¿por qué frenas ahora tu correr?

¿ por qué te detiene si ella no está?

 

Tiempo, tú que me torturas

tú que mis heridas no cierras

se con ella benévolo y permítele

que mis daños no tenga presentes.

 

Tiempo, tú que tanto daño me haces,

aumenta tú ruido al pasar,

que ese sonido tuyo

no la dejen mi llanto escuchar.


C. Rodríguez
22/08/2018

ALAS ROTAS

ALAS ROTAS


Cinta adhesiva y papel de seda,
pedazos de fino alambre,
y un montón de recuerdos.

Aquí en la orilla del río,
donde me dejaste estoy,
recomponer mis alas intento,
para tu lado de nuevo volar.

Tu grácil vuelo me inspira,
tus ojos la fuerza me dan,
mientras corto y pego
retal a retal sobre el alambre,
veo tu sonrisa brotar.

Quiero verte sonreír,
quiero verte bailar,
quiero en definitiva
ver tu felicidad.

Estas alas rotas
con tiempo recompondré,
volver a volar, volveré,

lo que ya no sé
es si contigo bailare
o con otro bailaras.

 

Mientras mis alas reparo
tu danza contemplo,
mientras en la orilla me ahogo,
a tu lado veo danzar a otros.


No has mirado sus vuelos
mucho caso no has hecho,
casi tanto como de mis anhelos

de todos mis esfuerzos
por danzar a tu lado de nuevo.

 

Cinta aquí, papel allá,

algo de alambre para sujetar,

día a día me esmero

por mis alas reparar.

 

Y mientras tanto

pasa el tiempo

y nada pasa

salvo la vida

que veo pasar.

 

Alas rotas por amor,

alas hechas de papel,

de sueños construidas,

de ilusiones creadas,

por el olvido destrozadas.


C. Rodríguez
21/08/2018

DESDE ESTA PIEDRA

DESDE ESTA PIEDRA


Mis ya maltrechas alas

se han vuelto a quebrar,

ahora ya no podré volar,

ya no podre bailar.

 

En esta piedra sentado,

junto al cauce de la vida,

sólo me queda esperar,

que tú me quieras visitar.

 

Mientras espero junto al rio,

del invierno el regreso,

veo tus frágiles formas

el cielo surcar.

Mi corazón se alegra

con tu incesante danzar

mi alma llora y anhela

algún día poderte acompañar.

 

No temo a toda la bichería

que siempre nos quiso dañar,

temo a la injusta memoria

que mi amor te haga olvidar.

 

Vuela libre, baila feliz,

en esta piedra yo estaré,

para cuando te acuerdes de mi.


C. Rodríguez
18/08/2018

Hoy has vuelto

Hoy has vuelto a visitarme, como ayer te has posado sobre mi, pero hoy has mantenido la distancia, y tras unos instantes me has dado la espalda. Supongo que fue por sacar mi móvil para fotografiarte,  nunca te han gustado las fotos que te hacía.
Hoy parecías estar enojada,  como si el hecho de que tras esta tercera visita  todavía no consiga escucharte, estuviese minando tu paciencia. Te pido que no dejes de visitarme, yo por mi parte seguiré intentando escuchar tu mensaje, y no hacerte más fotos mientras no me des tu permiso.




C. Rodríguez
16/08/2018

Palabras

Hay palabras que resuenan en nuestros oídos, palabras mil veces repetidas, palabras gastadas por el uso de quienes las pronuncian de modo vacío. Esas palabras pierden su sentido en algunas voces, esas voces que las enarbolan pero no aplican su significado.  Palabras llenas se matices, incluso de contradicciones. Palabras que algunos convierten en eso, sólo palabras.
He intentado escuchar silencios, y sólo oigo gritos. Gritos de  dolor ante egoísmos que con su ruido pretenden acallar sus conciencias. Conciencias que duermen tranquilas tras infectarse una fuerte dosis de autoconvencimiento, porque sólo convendiéndose de que todos sus argumentos para gritar son ciertos pueden conciliar su sueño.
Quiero escuchar verdades, no quiero oír excusas.
Quiero expresar realidades, no rebatir contradicciones.
Quiero dialogar en paz, no quiero discutir sin más.
Quiero escuchar tu voz, no quiero oír tu grito.
Alguien regala nuestros oídos con bonitas palabras, palabras que a postre convertirá en afiladas cuchillas que rasgaran nuestras entrañas. Otros querrán hablarnos y les escucharemos, porque nuestros oídos se han centrado en un ruido que nos atrae, en esa música que entra dulce en nuestros oidos y lo invadede todo, en esas historias de lugares no visitados. Y mientras centramos nuestra atención en esa distorsión acústica, dejamos de escuchar nuestro propio lamento, ese que en silencio grita nuestro inconscientemente.
Alguien  me insistía no hace mucho sobre que el ser humano "es egoista", y la verdad es que viendo lo que veo tendría que darle la razón, pero no puedo hacerlos,  y no puedo porque lo que veo esta contaminado por una sociedad desnaturalizada, por unas ideas preconcebidas o pregrabadas en nuestro subconsciente para que actuemos de ese modo.
Hay quien sólo se plantea lo que en ese momento necesita, sin pensar en que tal vez a su alrededor alguien necesita lo mismo. No se paran a pensar si, por poner un ejemplo simple, ellos necesitan desconectar y disfrutar de momentos de ocio en compañía de personas más o menos afines, a su lado puede haber alguien que necesita simplemente estar rodeado de gente que le ayude a no pensar, a desconectar del día a dia, y por un rato respirar sin presión en el pecho.
Hay quien cree reconocer en los demás el egoísmo, la inconsciencia, la prepotencia, la sinrazón y un sin fin de características poco recomendadas, pero en su día a día no se ven al espejo, no revisan sus acciones y palabras,  por eso no descubren que lo que están viendo en los demás está en ellos mismos.
Hay quien quiere que le escuchen, pero no quiere escuchar.
Hay quien grita para ser oído, pero no baja su voz pa oír.
Hay quien calla verdades para no hacer daño y quien inventa excusas que hieren.
Hay quien grita en silencio y quien alza su voz para esconder ese grito.

C. Rodríguez
16/08/2018

Y llegó ella

Hoy el día amanecía soleado climatológicamente hablando,  pero para mí era un día gris, uno más de tantos.
A pesar de ello y sacando fuerzas no se muy bien de donde, salí de mi cama y decidí dejar que mis huesos descansásen al sol en algún lugar solitario, lejos de todo y todos,  donde quedarme conmigo mismo y mis pensamientos,  la decisión no fue difícil, afortunadamente son muchos los rincones que reúnen esas características y que en mis caminatas encuentro.
Al llegar me senté sobre una fría y húmeda piedra, estaba en total soledad, no se escuchaba nada, ni tan siquiera el canto de los pájaros,  tal vez habían adivinado para que había ido allí. Tampoco se veía más forma de vida que aquellas plantas que se movían al compás marcado por aquel pequeño curso de agua.
Así fue pasando el tiempo, podia hacer lo que había ido ha hacer, nada ni nadie eran testigos de aquello, tan sólo yo y mi soledad.
Pero de repente alguien rompió aquel silencio, alguien vino a llamar mi atención.  Si era ella,  como tantas otras veces era ella.
Posó sus patas sobre mi rodilla y se quedó mirándome, inmóvil, como esperando un gesto, una palabra. Nuestras miradas se mantuvieron fijas en la del otro durante unos cinco minutos. Yo le hable de los sentimientos,  del mismo modo que lo había echo otras veces, sólo que  esta vez mis ojos dejaron escapar alguna lagrima.
Luego de escucharme pacientemente, alzó nuevamente el vuelo, dio unas vueltas a mi alrededor y se fue como había llegado,  en silencio.
Por un instante sentí que estabas allí, en aquellos ojos que fijamente me miraban, por un instante aquella libélula me hizo feliz.

C. Rodríguez
15/08/2018

A corazón abierto

Lo malo que tienen los sentimientos es que no los puedes esconder, no importa las excusas que nos pongamos a nosotros mismos, como dirían un par de personas de por aquí...  tu inconsciente sabe la verdad y no escucha excusas.
Podemos disimular, decir que no sentimos nada, pero nuestros gestos nos delatan, cuando nos relajamos es ese inconsciente quien toma las riendas de nuestros gestos, nuestras miradas, nuestras palabras. Nada tiene esto de malo, en mi opinión todo lo contrario.
Personalmente he aprendido esta lección de una forma poco habitual,  siempre pensé que eso del "consciente", el "subconsciente" y el "inconsciente" no eran más que un montón de chorradas de aquellos que no querían buscar razones a sus decisiones o sus errores.
Hoy, desde aquí, y públicamente quiero pedir perdón,  perdón por no creer, perdón por no querer ver, perdón por tantas veces de negar lo evidente.
 Hoy hace un año que mi vida dio un giro radical, desde ese 10 de agosto he aprendido que podía ser diferente, aprendí a AMARTE,  aprendí a quererme y eso no ha cambiado,  sigo aprendiendo día tras día, minuto a minuto descubro que hay otro modo de vivir esta situación,  aprendí que mis silencios pueden ser mejores que mis palabras, que mis ausencias pueden darme más que mis presencias.
Hoy, como tantas otras veces, te pido perdón a ti, por cada minuto que te he robado,  por cada segundo que no he estado a la altura,  por cada día que la distancia no era la apropiada. Perdón por cada palabra no pronunciada, por cada palabra dicha en el momento equivocado. Perdón por cada preocupación que sin querer he sumado a las tuyas, por no saber aligerar el peso que sobre tus hombros llevas. Perdón por las lágrimas que sin intención haya podido hacerte derramar.
Hoy quiero darte las gracias por todos esos momentos maravillosos, por cada segundo de felicidad, por cada mirada, por cada caricia y cada beso, en definitiva por todo ese tiempo que me has dedicado, por estar a mi lado en los malos momentos de este último año.
No quiero que esto te agobie, o te haga sentir mal, no es esa mi intención. Sólo decirte que estaré a tu lado siempre que me necesites, porque puedo aprender de mis errores y aprender a vivir de nuevo.

C. Rodríguez
10/08/2018

Mi paciencia y yo

Dicen que el que espera desespera.

Antes de comenzar a divagar he querido revisar conceptos, y esto es lo que el diccionario nos dice sobre estos términos

Esperar:

Tener esperanza de lograr o de que se realice algo que se desea.Creer o saber que sucederá una cosa.Permanecer en un sitio donde se cree o se sabe que llegará alguien o sucederá algo.Permanecer en situación de que suceda lo que se expresa.Dar tiempo a que suceda lo que se expresa.Detenerse en una acción, especialmente para reflexionar sobre ella y actuar de otra manera o dejar de actuar.



Desesperar:

Hacer perder la paciencia o la tranquilidad de ánimo a alguien.Perder la esperanza de algo.



Ahora que he revisado mis conocimientos puedo dar rienda suelta a mis dedos, puedo permitirme el lujo de no pararme a pensar lo que escribo, dejar que sea mi corazón, mi subconsciente o mi inconsciente quien los guie, quien decida lo que tras estas letras se esconde.

Hace algunos años aprendí cuán importante es la paciencia, aprendí a sentarme en un rincón y esperar, esperar que la vida decida darte esa oportunidad que tanto anhelas, y que cuando llega no puedes estar mirando a otro lado. O aprovechas ese momento o tu oportunidad se va.

Creía estar preparado y que esa paciencia que tanto había cultivado me llevaría a conseguir aquella felicidad deseada, pero no.

Había entrenado mi paciencia soportando los malos modos de energúmenos, intolerantes, mal educados, egoístas e incluso aprovechados oportunistas, pero había olvidado entrenarla con el amor, y el amor llego, y tomo las riendas de mi vida dejando a mi paciencia en una esquina, los tiempos ya no eran los de antes, ahora todo el tiempo del mundo era poco, ahora los segundos se hacían eternos en la distancia, las horas ínfimas partículas en la cercanía.

Ahora, que ya probablemente se me ha hecho tarde, es cuando descubro que mi paciencia sigue ahí, donde la había dejado, en esa fría esquina. Ahora regreso buscándola, ahora necesito de esa paciencia que no entre en el amor, ahora mi paciencia y yo haremos un curso intensivo de manejo del corazón para ganar ese amor un día tras otro.

No importa cuántas veces suceda, no importara cuando suceda, pero sea cuando sea, mi paciencia y yo estaremos esperando ese nuevo amanecer, ese renacer, ese resurgir. Y es que aunque me desespere la espera conozco el sabor del éxito, y ese es el que quiero seguir paladeando, y quiero hacerlo a tu lado, porque como dice la canción “todo me sabe a ti”

Muchas veces dije que quiero pasar más de cien años contigo, y sé que para ello me hará falta paciencia, esa misma que hoy te pido tengas conmigo cuando intento estrechar el tiempo, cuando quiero convertir los días en segundos.

Mientras esto llega, aquí estaremos mi paciencia y yo.

C. Rodríguez
8/08/2018

Ella

Parecía un día como otro cualquiera, y allí estaba él como cualquier otro dia,  pero ese día era distinto, porque ella ya lo sabía todo. Había abierto los ojos, ya no quería engañarse más. Aquel día la perdió para siempre, aunque hacia tiempo que él la había olvidado, que no la veía, que no la tocaba.
Ese día ella recuperó una parte de su vida, ese día volvió a su más tierna juventud, regreso al punto de partida, con una nueva ilusión,  con un nuevo brillo en sus ojos.
Esos ojos que él había hecho llorar, habían secado ya sus lágrimas, brillaban como nunca antes lo habían hecho,  y es que desde ese dia,  ella se había convertido en ELLA, una mujer con ganas de vivir, luchadora incansable, independiente, tenaz en la consecución de sus objetivos, madre amantisima (aunque para ella siempre es poco) ese día  ella se convirtió en  MUJER.
Hoy,  pasados ya algunos años, ella sigue siendo la misma luchadora incansable a los ojos de otras mujeres, a los ojos de muchos es la mujer objeto de su carnal deseo, pero hay alguien que la mira distinto,  alguien que un día pudo asomarse al balcón de esos ojos, alguien que conoce sus defectos (como ella los llama), ese alguien ve en ella a esa MUJER.
Hoy no sólo él la ama, sino que  ella ha aprendido a amarse a sí misma, hoy  es de verdad ELLA.

C. Rodríguez
2/08/2018

El naufrago

 Pasaba tiempo  y nada pasaba, su vida se iba consumiendo como una vela en el candelabro,  pasaba sin más. Nada nuevo, nada que le hiciese levantar la vista del suelo, ese suelo al que parecía estar pegado, ese suelo con el que a diario se estrellaba y del que a diario intentaba levantarse, soñando con unas alas con las que volar, con las que tomar distancia de ese frío suelo.
Ya no creía en milagros, ya su esperanza se había perdido en las oscuras sombras del pasado,  ahogada por la infame negrura de las circunstancias. Los recuerdos de malas experiencias vividas le empujaban a la condena de una soledad que l4e consumia, esa misma que ya abrazaba por miedo a un nuevo fracaso.
Pero el destino tenía otros planes para este náufrago,  encendería una luz que le guiará,  y lo hizo una soleada mañana de domingo. De repente se mostraron a lo lejos unos ojos, unos ojos vivarachos y llenos de vida, dos luceros que dieron una nueva luz al camino,  intensificando los tonos de aquel entorno, resaltando con su luz los colores de la vida.
Pasaron los días y el náufrago buscaba esa luz que le indicase el camino de la salvación,  pero encontró algo más, mucho más de lo que hubiese pensado que encontraría. Aquel Dios que tanto le había hecho penar se estaba apostando de él, le había enviado una  celestial criatura, un ángel que le dio alas, aquellas con las que tantas veces había soñado y que ahora le despegaban del suelo.
Hoy, aquel náufrago quisiera usar esas alas para volar unos meses atrás, regresar a aquella tarde de jueves donde comenzó su vida, pero no para cambiar ese momento,  sino para revivirlo, y comenzar otra vez ese camino que tan feliz le ha hecho, para cambiar esos pequeños detalles que lo harían todo mucho mejor.
Ese náufrago ya no perderá de vista la luz de esos ojos, y aunque el sol queme sus alas y no pueda volar,  él seguirá adelante,  nadando, caminando  o gateando si fuese necesario, pero jamás dejará a ese ángel que salvo su vida.

C. Rodríguez
1/08/2018

DUELE EL ALMA

DUELE EL ALMA


Hoy sé que te hice daño,

sé que debería haber callado,

hoy quisiera comenzar de nuevo,

quisiera no quererte tanto.

 

Hoy veo como de mi te alejas,

y aunque tarde ya comprendo,

que tanto amor he querido darte,

que terminé por en él ahogarte.

 

Quise ser "ÉL" sin saberlo,

quise darte lo que de "ÉL" esperabas,

quise amarte como nadie,

y como nadie,

ahora lloro tu partida.

 

Fuiste, eres y serás

la que esperaba en mi vida,

esa que me enseño

cuanto se podía amar.


La que seguiré amando,

día tras día seguiré esperando,

la que perdí por mi cobardía,

la que volver besar espero algún día.

 

Hoy duele el alma afligida,

por lo dicho,

que callado debía haber sido,

por lo callado,

que a gritos debió ser proclamado.

 

Hoy duele el corazón,

y su dolor se multiplica,

porqué amándote te he dañado,

porqué amándote te he perdido.


C. Rodríguez
20/07/2018

Esos ojos

Hoy, como cada día desde aquel jueves, he estado pensando en ti, en nosotros, en todos los buenos momentos juntos, también en esos ratos no tan buenos.
A mis pensamientos llega la imagen de unos ojos inquietos, como los de una niña curiosa que todo quiere aprender y todo desea probar y hacer,  esos ojos que en mi noche más oscura iluminaron mi camino, esos ojos que no me canso de mirar, ojos en los que a diario quisiera bucear. Ojos que trasmiten una celestial paz, ojos que aplacan mis enojo con u a sola mirada, ojos que hablan  cuando to boca calla, ojos que inspiran,  que invitan a sobre ellos escribir, ojos que en silencio gritan y en gritos callan, ojos que siempre quisiera ver reír, ojos a los que he visto llorar ... esos ojos son  el motivo por el que comencé a amar.

C. Rodríguez
18/07/2018

SIENTO

SIENTO


Siento en mi pecho tu palpitar,

quisiera de el arrancarte,

quisiera poder callarte,

nunca más oírte grita.

 

Siento la presión del dolor,

ese agónico lamento,

el silencioso sollozo,

del contenido llanto.

 

Siento la angustia del amor,

que desbordado termina

por el frío suelo derramado

como el tiempo perdido.

 

Siento ganas de gritar,

ese nudo en la garganta,

que no me deja respirar,

que mi voz hoy acallara.

 

Hoy siento sí,

y lo que siento es morir,

por no saber vivir,

por tener que estar sin ti.

C. Rodríguez
15/07/2018

Medio siglo

Pues si, ya son cincuenta primaveras las que he visto pasar, cincuenta años de peregrinación por este mundo y como el primer día sigo sin entender nada de lo que a mi alrededor pasa. Como entonces sigo sin comprender a los adultos, sigo sin saber por qué nos empeñamos en destrizarlo todo, no encuentro explicación para que si todo parece ir mal no hacemos nada, y si va bien ... entonces si, entonces hacemos lo posible por romper ese frágil equilibrio  que hace que funcione.
No se si son los años o si soy yo directamente,  el caso es que después de medio siglo veo las cosas de otro modo, desde otro ángulo y tal vez con algo más de distancia. Veo como a mi alrededor faltan personas importantes que se fueron hace tiempo, veo como otras se alejan.
Ahora empiezo a ver esas aptitudes de las que escuchaba hablar a los mayores, aquellos comentarios de ancianos que decían "Es que ahora no se aguanta nada" y a los que yo respondía "son otros tiempos ", pero con el transcurso de los años veo que (como siempre) ellos tenían razón, nuestra forma de relacionarnos ha cambiado, y lo ha hecho  a peor, prima el egoísmo,  el "primero yo, después yo y siempre yo" y claro, así nos va, perdemos a los amigos por no hacer una llamada (no tenemos tiempo para hacerla aunque luego estemos horas viendo chorradas el la tele o el mivil) dejamos que nuestras parejas se rompan por dar prioridad a alguna frustración pasajera, sin pararnos a pensar que  tal vez perdemos más de lo que ganamos, que esas expectativas no cumplidas todavía podrían hacerse realidad si fuésemos capaces de dar una nueva oportunidad a aquella ilusión con la que comenzamos a escribir juntos una historia con momentos difíciles,  pero llena de ratos felices. Nos alejamos de padres e hijos con la escusa de que no nos entienden o no les entendemos, pero tampoco hacemos nada por explicarnos y que nos expliquen.  Y así van pasando los años, nos hacemos mayores y nos encontramos solos,  y no es que se este mal así, pero nos damos cuenta que eso no nos ha traído esa felicidad que buscábamos  mientras dejábamos atrás a quienes de verdad nos querían.
Alguien me dijo en una ocasión que  "a esta vidas venimos a sufrir",siempre me negaré a creer que sea cierto, a pesar de lo pasado en estos años, sigo creyendo que si no haces mal a nadie y pones un poquito de tu parte, si eres capaz de discernir y priorizar un futuro lleno de momentos para recordar y un presente de vacíos instantes con personas que se van igual que vienen, puedes ser feliz.
Nuestros abuelos no disponían de móviles, ni correo electrónico,  los viajes en tren eran eternos, y en coche o autobuses ni os cuento, pero ellos mantenían el contacto aún en la distancia, tanto con familia como con amigos.  Y es que sí, estaban hechos de otra pasta, los mozos caminaban  kilómetros por montes y carreteras para ver un ratito a sus amadas, no les importaba la lluvia o el frío, así se formaban esos grandes amores, a base de sacrificio,  por eso no es raro que  cuando uno de ellos fallece, el otro lo haga poco después consumido por el dolor.
Tal vez es que soy un romántico, pero ... como me gustaría terminar mis días de ese modo, porque eso si es morir de amor.

C. Rodríguez
14/07/2018

Ausencia

¿Cuanto tiempo ha de pasar para que echemos de menos a alguien?  ¿Cuanto tiempo se supone que seria lo normal,  cuanto seria demasiado o cuanto seria poco ?
Ell tiempo,  ese concepto que todos tenemos tan claro,  eso que somos capaces de medir
con infinidad de métodos diferentes, ese astraccto que, implacable,  controla nuestras vidas.  Es curioso,  o al menos a mi me lo parece, lo relativo que puede ser algo que desde hace siglos medimos con más o menos exactitud.
Hoy, y no es la primera vez que me sucede,  me he parado a pesar en ello, en esa relatividad de algo tan exacto. Todos tenemos clara la duración de un día,  una hora,  un minuto ...  y sin embargo tenemos la impresión de que en ocasiones parece pasar a velocidad de vértigo y otras parece haberse detenido.  Supongo que esta percepción interior tendrá mucho que ver con las circunstancias del momento,  con la presencia o ausencia de alguien especial.
Sin duda todos echamos de menos a alguien,  seres queridos que ya no están,  amigos que están lejos,  parejas a las que no vemos con la frecuencia deseada
.... Y es entonces cuando el tiempo fluctúa,  cuando parece detenerse, cuando los minutos parecen horas, las horas días y los días semanas, cuando parece no llegar nunca el momento del reencuentro,  y cuando por fin llega, el tiempo vuelve a jugar con nosotros,  pero en esta ocasión acelera su paso y las horas se hacen minutos,  los minutos se convierten en segundos, haciendo así que ese momento que tanto ansiado sea efímero,  y a la postre insuficiente para calmar nuestras necesidades.
Siempre nos quejamos de que no tenemos tiempo  para esta estar con aquellos que queremos o apreciamos, pero ... ¿cuanto de nuestro tiempo estamos perdiendo en cosas absurdas,  sin importancia?
Hoy quiero decir que si, que es cierto, que te echo de menos  cuando no estás a mi lado, cuando no puedo ver tus ojos,  cuando no oigo tu risa, cuando no huelo tu pelo. Si es cierto que cada minuto sin ti se me hace eterno, que las ganas de verte alimentan mi ansiedad ... menos mal que para aliviar este agobio sentimental puedo escuchar tu voz, aunque sólo sea a través del teléfono.

C. Rodríguez
7/07/2018

Los amantes del cielo

Hoy, continuando con las leyendas de amor, os traigo una nueva historia de amor celestial,  una nueva leyenda sobre unos desdichados amantes castigados a vivir separados en el firmamento,  condenados a verse en contadas ocasiones  si todo marcha bien.  Esta es la historia de Vega y Altair

Mañana será un día especial en el firmamento. Y es que es el día en que, según la leyenda oriental, las estrellas Vega y Altair, se reencuentran para compartir su amor después de un año de estar separados.
El texto que a continuación sigue no es mío, es de Marta Bert,  yo simplemente lo he ajustado a la fecha.

La versión japonesa cuenta que Orihime (Vega), que era la hija del dios del cielo, pasaba los días tejiendo ropajes para su padre, hasta que un día, conoció a un pastor de bueyes (Hikoboshi) de quien se enamoró perdidamente.

No tardaron en hacer vida conjunta y unirse en matrimonio, pero poco a poco empezaron a descuidar sus trabajos. Por un lado, Orihime dejó de tejer y por otra, los bueyes de Hikoboshi se desperdigaron por el cielo, abandonados a su suerte. Llegó un punto en el que el dios del cielo decidió castigarlos, convirtiéndolos en dos estrellas separadas por el río celestial, también llamado Amanogawa (Vía Láctea).

No obstante, el dios quiso ser benévolo, y permitió a los amantes la posibilidad de reencontrarse de nuevo una vez al año, el séptimo día del séptimo mes, con la ayuda de una bandada de pájaros que se depositarían sobre el río formando un puente. Para que esto pueda pasar, es necesario que haga buen tiempo y no llueva. Por otra parte, la crecida del río y el mal tiempo imposibilitarían el trabajo a los pájaros y los amantes deberían esperar un año más para reencontrarse.

Es por este motivo que mañana en Japón se celebra el festival de Tanabata. Durante la festividad, es costumbre colgar ramas de bambú en las casas y en las calles, de las que cuelgan tiras de papel de diferentes colores, en los que se escriben poemas dedicados a Orihime y Hikoboshi. En esta época del año, los niños cantan “Tenko ni nario” (despeja cielo, despeja), para favorecer el reencuentro de los amantes. Se dice que si es así, Vega y Altair brillan con 5 colores diferentes (los colores de los papeles que se utilizan para escribir los poemas y que posteriormente se tiran al río o se queman en hogueras.

C. Rodríguez
6/07/2018

SUSPIROS

SUSPIROS


Noche de silencioso llanto,
de lagrima contenida,
de suspiro acallado
contra la fría almohada

Noche infame y traicionera,
¿Por que le devuelves con cada sueño
un instante vivido con ella?
¿Por qué le traes su recuerdo?
¿Por que no le devuelves sus besos?

Dime Afrodita celosa,
¿Por qué de su amor le privas?
¿Acaso no sabes que la ama?
¿No sabes que es ella su vida?

Si como dicen, tan fuerte es tu hechizo,
si en verdad poder tu tienes en esto del amor,
devuelvele la ilusión del primer día,
ayúdale a mantener viva esa llama.

Oh Luna de maldición cautiva
tú que sufres la forzada separación,
la desdicha de no compartir con tu amado,
tú que por ajena causa sufres la distancia,
ayúdale a sobrellevar tan amargo trago.

Compañero Sol, que por amor penas,
tú que antepusiste el verdadero amor,
a la efímera pasión de una diosa,
tú que entiendes su pesar,
cuidala en su forzada ausencia,
no consienta que nada la hiera,
ni que del amor que por ella siente,
ni por un momento dude.

Hoy duele cual en jaula de espinas encerrado,
más su silencioso llanto no será escuchado,
su pena ahogará con suspiros,
que del hondo del alma brotarán,
esconderá su llanto y sonreírá,
hoy la seguirá amando,
pero en silencio la dejará partir,
porque ese es su deseo,
porque sólo la quiere ver feliz.

Mañana será otro día,
y también tocará sufrir,
pero esa será su historia,
ese será su vivir,
quererla en la sombra,
llorarla sin nada decir.

C. Rodríguez
3/07/2018

La leyenda de la luna y el sol

Hoy tengo un amanecer diferente, no se si el día será mejor o peor que el que le ha precedido,  lo que si se es que ya nada será igual, a pesar de que todo siga igual.  Hoy me he despertado,  por decirlo de alguna manera, un poco más tontorrón de lo normal y recordando una vieja historia.
¿Conocéis la historia de amor que cuenta la leyenda de la Luna y el Sol? Hoy os la contaré y tal vez otro día os cuente otras historias mitológicas sobre el origen de muchas constelaciones, una lluvia de estrellas preciosa o incluso nuestra propia galaxia. ¿Pero qué pasa con la Luna y el Sol?

Probablemente la Luna y el Sol sean dos de los astros con los que la mayoría de nosotros más familiarizados estamos. Seamos o no expertos en la materia, lo cierto es que, si las condiciones meteorológicas lo permiten, podemos verlos cada día, de modo que probablemente no haya nadie sobre la faz de la Tierra que no sepa lo que son.
Sin embargo, ya no es tan conocida la cruel leyenda griega sobre su supuesto origen. En ella, aparecen algunos de los dioses más conocidos del Olmpo, mencionado en otras historias y resulta tan curiosa y atractiva que era inevitable hablaros de ella.
Cuenta la leyenda que el Sol y la Luna eran dos jóvenes humanos que se profesaban un amor inconmensurable. Todo el mundo hablaba de su romance, desde la Tierra hasta el Olimpo, por lo que la noticia no tardó en llegar a Afrodita, la diosa del amor y la belleza.
Llena de envidia, Afrodita bajó al mundo de los mortales y, haciendo gala de sus grandes dotes de seducción, trató de enamorar al joven Sol. Después de cientos de requiebros y caricias, el chico terminó por confesar a la diosa que, aun siendo consciente de que no había en el mundo una belleza mayor a la suya, él estaba perdidamente enamorado de la Luna y jamás podría serle infiel.
El rechazo es duro para todos nosotros, pero imaginad cómo debe serlo para la diosa del amor. Por eso, Afrodita montó en cólera y decidió castigar a los dos jóvenes, enviándolos al cielo de modo que jamás pudiesen volver a estar juntos. Por esa razón, desde entonces, él sólo puede verse por el día, mientras que ella lo hace por la noche.
A pesar de todo, Zeus decidió apiadarse de ellos y, tras hablar con el Sol, le aseguró poder ver a su amada siempre que lo intentara con todas sus fuerzas. Así, a veces, cuando el joven hace acopio de todas sus energías y el Sol brilla con gran intensidad, se puede ver levemente a la Luna, que lo saluda desde el horizonte.

C. Rodríguez
3/07/2018

Hoy no quiero bailar

Hoy no estoy alegre,
no tengo ganas de bailar,
hoy quisiera gritar,
dejar mi rabia aflorar
Hoy no puedo ser feliz,
los planes que habíamos hecho,
no se podrán cumplir,
no la han dejado venir,
la han alejado de mi,
razones de la sinrazón,
que hoy me hacen sufrir
Pero el día no ha terminado,
todavía podia ir peor,
y es que no aprendo,
sigo dando lo todo y ...
Un reproche tras otro,
un desplante tras otro,
un mal gesto tras otro,
pero seguiré al pie del cañón,
no me rendire en esta ilusión.
Enfadate si quieres,
gritame cuanto quieras,
pero no me dejes a un lado,
no quiero ser tu pasado
quiero ser tu presente,
quiero ser tu futuro,
quiero ser, sin parecer.

C. Rodríguez
22/06/2018

Aprendiendo

Una noche más sin poder conciliar el sueño,  una nueva oportunidad de intentar escribir aquello que quisiera decir y no se como hacerlo, una nueva oportunidad de intentar decir aquello que ni me atrevo a pensar.
Si, lo se, soy la contradicción personificada, siempre que habló parece que no fuese a terminar de hacerlo nunca,  que puedo parecer muy seguro de mi mismo cuando en realidad estoy aterrado por la situación del momento,  ¿pero que le voy a hacer? Durante gran parte de mi vida he tenido que mostrar una cara diferente a la que mi estado de ánimo me pedía, me acostumbré a navegar en el mar de la incertidumbre, a ir saltando de una tormenta a otra como si estuviera jugando a la oca, y de ello he aprendido a guardar en sitio seguro y seco aquello que de verdad es importante.
Estas lecciones no fueron gratis, aprender a vivir nunca lo es, pero ahora que el destino (llámalo como prefieras) ha decidido ponerte a mi lado,  darme la oportunidad de continuar el camino junto a ti, ahora es cuando descubro que no se puede nadar y guardar la ropa, ahora me doy cuenta que sólo hay una forma de amar, esa que tu me estas enseñando, entrenándose totalmente,  sin dejarse el corazón en una caja por si se pudiese lastimar.
Ahora me doy cuenta que amar duele, duele de alegría, duele por no saber cuando te vuelo a ver, duele cuando he de separarme de ti, aunque sólo sea un instante, duelen esos momentos de inseguridad, y los de pasión contenida, ¿pero sabes qué ?  Este dolor no hace daño, más bien todo lo contrario.
Ahora se que una simple caricia puede ser mejor que una noche de sexo, que no hay placer igual al que me dan tus besos, que nadie me ha encendido como tu lo haces, sin hacer nada, sin más que tu mirada, tu sonrisa, tu voz. A tu lado estoy reaprendiendo valores que ya tenía olvidados, doy importancia a esos pequeños detalles que antes me sobraban,  y es que (aunque siga teniendo ganas de ti) estoy aprendiendo a distanciar nuestros encuentros más íntimos, estoy aprendiendo a valorar esas caricias, esos besos, ese dormir pegados sin que nada tenga que pasar. Aprendo si, aprendo, aunque lo haga despacio, como el hablar... Tal vez pie eso, para decirte lo que de verdad te amo, tengo que que escrito, y es que sí lo digo ... tal vez el viento quiera llevarse mis palabras.

C. Rodríguez
6/06/2018

Como aquella tarde de jueves

El tiempo transcurre y parece que todavía fue ayer cuando por primera vez mis labios pudieron posarse sobre los tuyos, y hoy, mis labios siguen deseando posarse sobre ellos como aquella tarde de jueves.
Dicen que el pasar de los días hace que ese primer impulso,  que ese ansia por ver y sentir al otro se van atenuado,  sin embargo,  las mías crecen día a día,  y reconozco que no es fácil refrendar ese impulso que me me llama a saltarme las normas, a no dejar dejar pasar ni un minuto más sin verte.
Estos días están siendo duros, una extraña presión se ha alojado en mi pecho, y me cuesta hasta el respirar, es esa misma sensación de aquella tarde de jueves, de aquel instante en que no podía adivinar cual sería tu reacción,  como responderlas si yo decidía desnudar mi corazón y confesar lo que sentí a. En aquel momento  era miedo al rechazo, hoy es miedo a la distancia.
Creo que nunca dejaré de ser aquel adolescente que fui, aquel que por miedo callaba aquello que deseaba gritar a los cuatro vientos,  y es que ese soy yo, aunque los años me han enseñado que es mejor arrepentirse de lo hecho, que llorar por lo que pudo ser.
No me arrepentirse jamás de haber dado el paso, de intentar doblegar las murallas de tu corazón y tu mente, de querer vencer a los fantasmas de tu pasado y acallar los miedos de tu futuro.  No me cansaré de repetir aquella tarde de jueves, donde mis miedos fueron menos, donde en furtivo e inocente beso te desvele mi sentimientos.
Hoy, pasado el tiempo, regresan los fantasmas del ayer, regresan los miedos, esos que nos hacen temblar pensando el el futuro,  esos que traen las dudas que no nos dejan disfrutar el presente,  esos que afligen nuestros corazones con razones de sin razón, esos ... esos que refuerzan las murallas.
Hoy, como aquella tarde de jueves, desnudo mi corazón, aquella tarde para decir te quiero en mi vida, hoy para decir me haces falta en mi vida.


C. Rodríguez
21/05/2018

Te doy las gracias

Y hoy, otra vez, se me ha dado por escribir,  de hacer lo como tu me enseñaste, desde adentro, olvidando si en algún momento podría haberlo dicho, o tal vez callarlo.
Solo tu podías empujarme al abismo de la reflexión escrita, de los sentimientos plasmados sobre blanco fondo, del corazón abierto y los ojos cerrados. Tu me invitaste a probar,  a sabiendas que cuando lo hiciese repetiría, que se convertiría en válvula de escape de cuanto en mi interior y a mi alrededor pasa, en el descanso de mis debates internos. Tan sólo tu podías hacerlo, sólo alguien con esa pasión por los relatos cortos de vivencias propias y ajenas,  podía haberme convencido para habrir esa caja de Pandora.
Se que te he defraudado en muchas ocasiones al no compartir todos mis textos, pero ... tal vez fuese mejor así. Cuando uno desnuda su corazón se expone a peligros para los que no creo estar preparado.
Tu me has enseñado a escribir desde el corazón,  pero se te olvido decirme que eso a veces duele,  que las musas se esconden o desaparecen,  que el amor activa la creatividad positiva y llena de color,  pero que las sombras acecharian desde el horizonte para intentar teñirlo todo de negro. Y ahora, dime, ¿como se cambia el color de la tinta? ¿como se vuelve a los floridos campos y al arco iris?
Mis dedos ya no corren sobre el teclado, y es que sin la luz de tus ojos ya no veo las palabras, sin ese  faro, no se encaminar  mis escritos a buen puerto.
Por todo lo bueno que me has enseñado, gracias. También por lo que todavía he de aprender y seguro me enseñaras.

C. Rodríguez
08/05/2018