miércoles, 22 de agosto de 2018

Los amantes del cielo

Hoy, continuando con las leyendas de amor, os traigo una nueva historia de amor celestial,  una nueva leyenda sobre unos desdichados amantes castigados a vivir separados en el firmamento,  condenados a verse en contadas ocasiones  si todo marcha bien.  Esta es la historia de Vega y Altair

Mañana será un día especial en el firmamento. Y es que es el día en que, según la leyenda oriental, las estrellas Vega y Altair, se reencuentran para compartir su amor después de un año de estar separados.
El texto que a continuación sigue no es mío, es de Marta Bert,  yo simplemente lo he ajustado a la fecha.

La versión japonesa cuenta que Orihime (Vega), que era la hija del dios del cielo, pasaba los días tejiendo ropajes para su padre, hasta que un día, conoció a un pastor de bueyes (Hikoboshi) de quien se enamoró perdidamente.

No tardaron en hacer vida conjunta y unirse en matrimonio, pero poco a poco empezaron a descuidar sus trabajos. Por un lado, Orihime dejó de tejer y por otra, los bueyes de Hikoboshi se desperdigaron por el cielo, abandonados a su suerte. Llegó un punto en el que el dios del cielo decidió castigarlos, convirtiéndolos en dos estrellas separadas por el río celestial, también llamado Amanogawa (Vía Láctea).

No obstante, el dios quiso ser benévolo, y permitió a los amantes la posibilidad de reencontrarse de nuevo una vez al año, el séptimo día del séptimo mes, con la ayuda de una bandada de pájaros que se depositarían sobre el río formando un puente. Para que esto pueda pasar, es necesario que haga buen tiempo y no llueva. Por otra parte, la crecida del río y el mal tiempo imposibilitarían el trabajo a los pájaros y los amantes deberían esperar un año más para reencontrarse.

Es por este motivo que mañana en Japón se celebra el festival de Tanabata. Durante la festividad, es costumbre colgar ramas de bambú en las casas y en las calles, de las que cuelgan tiras de papel de diferentes colores, en los que se escriben poemas dedicados a Orihime y Hikoboshi. En esta época del año, los niños cantan “Tenko ni nario” (despeja cielo, despeja), para favorecer el reencuentro de los amantes. Se dice que si es así, Vega y Altair brillan con 5 colores diferentes (los colores de los papeles que se utilizan para escribir los poemas y que posteriormente se tiran al río o se queman en hogueras.

C. Rodríguez
6/07/2018

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