miércoles, 22 de agosto de 2018

Mi paciencia y yo

Dicen que el que espera desespera.

Antes de comenzar a divagar he querido revisar conceptos, y esto es lo que el diccionario nos dice sobre estos términos

Esperar:

Tener esperanza de lograr o de que se realice algo que se desea.Creer o saber que sucederá una cosa.Permanecer en un sitio donde se cree o se sabe que llegará alguien o sucederá algo.Permanecer en situación de que suceda lo que se expresa.Dar tiempo a que suceda lo que se expresa.Detenerse en una acción, especialmente para reflexionar sobre ella y actuar de otra manera o dejar de actuar.



Desesperar:

Hacer perder la paciencia o la tranquilidad de ánimo a alguien.Perder la esperanza de algo.



Ahora que he revisado mis conocimientos puedo dar rienda suelta a mis dedos, puedo permitirme el lujo de no pararme a pensar lo que escribo, dejar que sea mi corazón, mi subconsciente o mi inconsciente quien los guie, quien decida lo que tras estas letras se esconde.

Hace algunos años aprendí cuán importante es la paciencia, aprendí a sentarme en un rincón y esperar, esperar que la vida decida darte esa oportunidad que tanto anhelas, y que cuando llega no puedes estar mirando a otro lado. O aprovechas ese momento o tu oportunidad se va.

Creía estar preparado y que esa paciencia que tanto había cultivado me llevaría a conseguir aquella felicidad deseada, pero no.

Había entrenado mi paciencia soportando los malos modos de energúmenos, intolerantes, mal educados, egoístas e incluso aprovechados oportunistas, pero había olvidado entrenarla con el amor, y el amor llego, y tomo las riendas de mi vida dejando a mi paciencia en una esquina, los tiempos ya no eran los de antes, ahora todo el tiempo del mundo era poco, ahora los segundos se hacían eternos en la distancia, las horas ínfimas partículas en la cercanía.

Ahora, que ya probablemente se me ha hecho tarde, es cuando descubro que mi paciencia sigue ahí, donde la había dejado, en esa fría esquina. Ahora regreso buscándola, ahora necesito de esa paciencia que no entre en el amor, ahora mi paciencia y yo haremos un curso intensivo de manejo del corazón para ganar ese amor un día tras otro.

No importa cuántas veces suceda, no importara cuando suceda, pero sea cuando sea, mi paciencia y yo estaremos esperando ese nuevo amanecer, ese renacer, ese resurgir. Y es que aunque me desespere la espera conozco el sabor del éxito, y ese es el que quiero seguir paladeando, y quiero hacerlo a tu lado, porque como dice la canción “todo me sabe a ti”

Muchas veces dije que quiero pasar más de cien años contigo, y sé que para ello me hará falta paciencia, esa misma que hoy te pido tengas conmigo cuando intento estrechar el tiempo, cuando quiero convertir los días en segundos.

Mientras esto llega, aquí estaremos mi paciencia y yo.

C. Rodríguez
8/08/2018

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