miércoles, 22 de agosto de 2018

La leyenda de la luna y el sol

Hoy tengo un amanecer diferente, no se si el día será mejor o peor que el que le ha precedido,  lo que si se es que ya nada será igual, a pesar de que todo siga igual.  Hoy me he despertado,  por decirlo de alguna manera, un poco más tontorrón de lo normal y recordando una vieja historia.
¿Conocéis la historia de amor que cuenta la leyenda de la Luna y el Sol? Hoy os la contaré y tal vez otro día os cuente otras historias mitológicas sobre el origen de muchas constelaciones, una lluvia de estrellas preciosa o incluso nuestra propia galaxia. ¿Pero qué pasa con la Luna y el Sol?

Probablemente la Luna y el Sol sean dos de los astros con los que la mayoría de nosotros más familiarizados estamos. Seamos o no expertos en la materia, lo cierto es que, si las condiciones meteorológicas lo permiten, podemos verlos cada día, de modo que probablemente no haya nadie sobre la faz de la Tierra que no sepa lo que son.
Sin embargo, ya no es tan conocida la cruel leyenda griega sobre su supuesto origen. En ella, aparecen algunos de los dioses más conocidos del Olmpo, mencionado en otras historias y resulta tan curiosa y atractiva que era inevitable hablaros de ella.
Cuenta la leyenda que el Sol y la Luna eran dos jóvenes humanos que se profesaban un amor inconmensurable. Todo el mundo hablaba de su romance, desde la Tierra hasta el Olimpo, por lo que la noticia no tardó en llegar a Afrodita, la diosa del amor y la belleza.
Llena de envidia, Afrodita bajó al mundo de los mortales y, haciendo gala de sus grandes dotes de seducción, trató de enamorar al joven Sol. Después de cientos de requiebros y caricias, el chico terminó por confesar a la diosa que, aun siendo consciente de que no había en el mundo una belleza mayor a la suya, él estaba perdidamente enamorado de la Luna y jamás podría serle infiel.
El rechazo es duro para todos nosotros, pero imaginad cómo debe serlo para la diosa del amor. Por eso, Afrodita montó en cólera y decidió castigar a los dos jóvenes, enviándolos al cielo de modo que jamás pudiesen volver a estar juntos. Por esa razón, desde entonces, él sólo puede verse por el día, mientras que ella lo hace por la noche.
A pesar de todo, Zeus decidió apiadarse de ellos y, tras hablar con el Sol, le aseguró poder ver a su amada siempre que lo intentara con todas sus fuerzas. Así, a veces, cuando el joven hace acopio de todas sus energías y el Sol brilla con gran intensidad, se puede ver levemente a la Luna, que lo saluda desde el horizonte.

C. Rodríguez
3/07/2018

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