miércoles, 22 de agosto de 2018

Como aquella tarde de jueves

El tiempo transcurre y parece que todavía fue ayer cuando por primera vez mis labios pudieron posarse sobre los tuyos, y hoy, mis labios siguen deseando posarse sobre ellos como aquella tarde de jueves.
Dicen que el pasar de los días hace que ese primer impulso,  que ese ansia por ver y sentir al otro se van atenuado,  sin embargo,  las mías crecen día a día,  y reconozco que no es fácil refrendar ese impulso que me me llama a saltarme las normas, a no dejar dejar pasar ni un minuto más sin verte.
Estos días están siendo duros, una extraña presión se ha alojado en mi pecho, y me cuesta hasta el respirar, es esa misma sensación de aquella tarde de jueves, de aquel instante en que no podía adivinar cual sería tu reacción,  como responderlas si yo decidía desnudar mi corazón y confesar lo que sentí a. En aquel momento  era miedo al rechazo, hoy es miedo a la distancia.
Creo que nunca dejaré de ser aquel adolescente que fui, aquel que por miedo callaba aquello que deseaba gritar a los cuatro vientos,  y es que ese soy yo, aunque los años me han enseñado que es mejor arrepentirse de lo hecho, que llorar por lo que pudo ser.
No me arrepentirse jamás de haber dado el paso, de intentar doblegar las murallas de tu corazón y tu mente, de querer vencer a los fantasmas de tu pasado y acallar los miedos de tu futuro.  No me cansaré de repetir aquella tarde de jueves, donde mis miedos fueron menos, donde en furtivo e inocente beso te desvele mi sentimientos.
Hoy, pasado el tiempo, regresan los fantasmas del ayer, regresan los miedos, esos que nos hacen temblar pensando el el futuro,  esos que traen las dudas que no nos dejan disfrutar el presente,  esos que afligen nuestros corazones con razones de sin razón, esos ... esos que refuerzan las murallas.
Hoy, como aquella tarde de jueves, desnudo mi corazón, aquella tarde para decir te quiero en mi vida, hoy para decir me haces falta en mi vida.


C. Rodríguez
21/05/2018

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