ADOLESCENTES Y SEPARACION
Que difícil nos resulta ponernos
en la situación de los demás.
Que poca memoria tenemos cuando
se trata de recordar como éramos y como nos comportábamos cuando los adolescentes
éramos nosotros.
No os descubro nada nuevo, todos
sabemos que generación tras generación, las diferencias entre padres e hijos adolescentes
parecen insalvables.
En mi opinión esto no
debiera ser así, todos hemos pasado por esa fase, todos hemos pensado lo
"pesados y controladores" que eran nuestros padres, y ahora que nos
toca a nosotros, nuestra respuesta es muy similar a la que nuestros padres tenían
con nosotros.
Es cierto que algunos padres han
cambiado, pero ser más permisivos no es la solución, más bien todo lo
contrario, esto nos generará otros problemas, algunos de ellos muy graves como
vemos casi a diario en la prensa y la televisión.
No es fácil poner límites a un
adolescente, pero ha de hacerse, y hacerse mucho antes.
Para no encontrarnos con esa
situación desesperada hemos de hacer nuestro trabajo antes, cuando son
pequeños, cuando su tamaño nos permite manejarles.
Si hemos trabajado una buena
base, tendremos unos adolescentes, educados, respetuosos y responsables
que en vez de darnos disgustos y dolores de cabeza con sus erráticos
comportamientos, nos darán alegrías y satisfacciones.
Desde hace algunas semanas, estoy
viviendo esta situación en carne ajena, viendo como una madre se desespera por
recuperar a sus hijos adolescentes y preadolescentes.
No son malos chicos, pero (en mi
opinión) no han sido capaces de superar la separación de sus padres.
Creo que de algún modo culpan a
su madre de esa ruptura, de esa nueva situación que les toca vivir desde hace
unos años.
Para ella tampoco ha sido fácil,
enfrentarse a una "soledad" forzada y al hecho de tener que sacar a
sus hijos adelante sin ayuda, la supera en algunos momentos.
No sería la primera vez que la
escucho decir que es una mala madre, que no sabe qué hacer con ellos.
En mi opinión, no lo ha hecho
nada mal, pues con no muchos recursos económicos y la escasa presencia
del padre (48 horas al mes) no sólo les está sacando a delante. Al mayor le
tiene estudiando fuera (con los gastos que eso conlleva) al del medio estudiando
diseño, y al pequeño... a ése un poco mimado, pero eso es lo normal… ¿o
no?
Desde aquí quiero darle ánimos,
recordarle que es fuerte y pedirle que no se rinda, decirle que esos
problemillas de comunicación con sus hijos se resolverán pronto, y que sin
duda, volverá a ser feliz.
Decirle que ahora tiene un buen
bastón en quien apoyarse y con el que continuar el viaje de la vida. Alguien
que está dispuesto a luchar por ella y a ayudarla en esos días de bajón,
alguien dispuesto a compartir las penas y alegrías.
Se feliz, si tus hijos te ven
bien, ellos también cambiarán, porque aunque no lo digan, ellos te quieren muchísimo.
C. Rodríguez
25/09/2017
Dedicado a un madre fantástica.
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