MI CHICA LIBELULA
Hoy no voy a escribir, alguien lo
hizo antes, alguien que seguro tenía a su lado una chica muy especial, ese
alguien se llama Carlos Miguel Cortés y, como yo, pensaba en "su
chica libélula"
Mi chica libélula.
A la Chica Libélula, no le gustan
los cuentos. Si no, hubiera empezado esto con "Erase una vez..."
en realidad si le gustan, pero es
un secreto. Ella es una chica dura, de esas que un día se pusieron una armadura
enorme, la cerraron con un candado y ahora no encuentran la llave. Una chica
dura con el corazón de gemínala.
Se estira como mi gato y adora
comer con las manos. Luego se lame los dedos y pone una sonrisa de pilla. Una
de esas mujeres que seducen sin querer hacerlo. No se da cuenta, pero va por la
vida enamorando extraños que se cruzan con ella cuando va caminando entre los
coches. A los mojitos les echa angostura y a la vida, ganas. Creo que quiere
comérsela. También con las manos. Habla con pasión, prefiere hacer el amor.
Toda ella es un misterio, pero un
misterio con los calcetines bonitos. Es uno de esos misterios que te apetece
resolver. Un laberinto por recorrer. Una espalda que escalar. Un sueño que
velar. Es "pequeña" y tiene los labios rojos a veces azules y siempre
mordisqueables.
Le gusta el chocolate. Y si algún
día se queda afónica, nos mandara a callar a todos sólo con levantar un dedo. Creo
que sabe hacer magia. Pero seguro que eso también es un secreto.
Ella vuela, aún no la he visto,
pero es la Chica Libélula. Seguro que sabe volar. Por eso también sabe
escaparse. Y por eso tienes que acercarte a ella poquito a poco, como cuando te
acercas a un gato callejero que no quieres que salga corriendo. Poquito a poco.
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