LIBRO EN BLANCO
Nunca me he prodigado en lo que a
escribir se refiere, bueno, más bien en publicar lo escrito, siempre
me ha podido el miedo a no estar a la altura, de no ser capaz de trasmitir esas
ideas que bullen en mi cabeza.
Miedo también a esa página en
blanco, a no ser capaz de encontrar esa primera palabra, esa primera frase, con
la que romper el inmaculado espacio que ante mí se presenta.
Agradecer a quien me ha dado
razones para iniciar esta etapa, que me empuja y anima a seguir
escribiendo.
Hoy esto va por ti, que después
de enfrentarme a tú página en blanco, que ya ha pasado a ser la nuestra, sólo
deseo empezar a escribir sobre ti, sobre mí y sobre la magia que nos
despertamos cuando estamos juntos.
Como explicar que cuando te
pienso lo hago en plural, que ya no soy yo, que ahora somos nosotros.
Cuando te observo veo una página de papel en
blanco y, sin quererlo, me entra ese pánico que sólo entiende quien sabe lo que
es escribir a diario, y que un día, de repente, cree que ha olvidado cómo se
hace.
Contigo me pasó desde el
principio, desde el momento en que mi mirada se cruzó con tus ojos.
Parecías alguien fuera de mi
alcance, diferente y totalmente opuesta a mí. Reías y hablabas con facilidad,
te movías con soltura alrededor de todo aquel con quien te parabas a charlar,
tu sonrisa era especial, ni muy amplia ni muy pequeña, simple, especial y
discreta, como todo aquello que salía de tu boca.
Ambos hemos escrito ya algunas
páginas en los libros de nuestras vidas, unas alegres y otras más
tristes, unas más limpias y claras, otras más oscuras o borrosas, pero
todavía nos queda esa página en blanco, esa en la que escribir mañana,
esa que escribiremos a medias, esa que ahora compartimos, pues nuestros
respectivos libros ahora son uno.
A ti te agradezco los cientos de
palabras que has inspirado, textos llenos de sentimiento e ilusión.
Sin ti ninguno de ellos habría
visto la luz, cierto que algunos siguen guardados, pero... no todo lo que
escribo puede ser público. No puedo desnudar mi alma y corazón ante el
virtual mundo, allí donde los buitres y las alimañas acechan esperando poder
hincar el diente a lo que convertirían en carnaza.
A menudo me invitas a escribir
sobre otras cosas, y reconozco que lo he intentado, pero cada vez que sobre la
página en blanco, comienza a surgir el negro, mi pensamiento regresa a ti.
Francamente, tampoco voy a negar que sea más fácil, y además.... es lo que más
me apetece.
C. Rodríguez
20/09/2017
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