martes, 23 de enero de 2018

HOY TENGO TIEMPO --- *POST RECUPERADO*



HOY TENGO TIEMPO
                                    
Sí, así comenzaba una vieja canción,  "Hoy tengo tiempo, tengo todo el tiempo del mundo, para pensar en nosotros, pensar en ti, y en mi....“

El relato de una nostálgica reflexión sobre la importancia de los pequeños detalles,  esos que no apreciamos que, por insignificantes, olvidamos... esos que a la postre destruyen aquello que tiempo atrás nos parecía lo más importante del mundo.

El tiempo,  ese al que no damos aprecio, ese es la clave.

En esta sociedad acelerada, siempre con prisas, nos dejamos llevar arrastrados por esa tendencia,  sin darnos cuenta de todo lo que en el camino estamos olvidando.

Por prisa descuidados amigos, hijos y pareja, y sólo reaccionamos a ello cuando ya es tarde, cuando hemos perdido a las personas que más queremos.

Una de las cosas más importantes que podemos ofrecer a nuestros seres queridos,  sin duda es nuestro tiempo, regalo que se ve inmediatamente recompensado con el tiempo que comparten con nosotros.

Hoy, que tampoco tengo tiempo,  quiero dar las gracias a todos aquellos que  conmigo han compartido el suyo, a esos amigos que siempre tienen un instante para decir "Hola, ¿que tal va la vida?".

Pero hoy, quiero hacerlo en especial  a una persona, un ángel que recientemente ha entrado en mi vida, alguien que  ha cambiado muchas cosas en ella.

No sería justo limitarme a dar las gracias por todo el tiempo que me dedica y conformarme con seguir disfrutando de ello, ese tiempo que en breve veremos reducido por las circunstancias de cada uno de nosotros. Ese tiempo  para mi será más valioso que el oro, y desde aquí,  y públicamente, yo me comprometo a llenarlo de momentos, de pequeños detalles que hagan importantes cada uno de esos momentos, para que el futuro no me alcance cantando un lamento.

Estaré siempre agradecido a.... (Llámale Dios,  destino, karma, etc.) por darme la oportunidad de olvidar momentos pasados,  y poder hacerlo a su lado.

Yo era de los que decía que mi tren  había pasado, y sólo en la estación,  veía como el resto de viajeros iban tomando los suyos con destino a la felicidad,  y cuando ya me veía sólo en el andén,  apareció ese tren, mi tren.

No, no era un moderno tren de alta velocidad, era un tren marcado por el tiempo, ese tiempo que dejó cicatrices sobre él,  un tren con un destino claro... la felicidad.

No fue difícil tomar la decisión de  correr por el andén y subirme, era ahora o nunca, ese tren no volvería a mi estación.

Ahora que estoy embarcado, empiezo a comprender que  este viaje no será fácil, que a mí me toca limpiar y pintar  este tren, borrar las cicatrices que el tiempo  ( y algún grafitero) han dejado, para que nuestra llegada a la estación final sea como las vividas en esas novelas y películas románticas, esas que siempre terminan con un espectacular beso interminable,  mientras  nos miramos y recordamos el pasado, haciendo repaso a todos esos momentos juntos, compartiendo  ese momento de  felicidad con aquellos que nos acompañarán durante el viaje y que son imprescindibles  en él, esos cuatro personajes que, como en un cuento, dan pinceladas de color a nuestra historia, y reivindican su innegable protagonismo.

C. Rodríguez
25/08/2017

No hay comentarios:

Publicar un comentario