martes, 25 de septiembre de 2018

Una pausa para pensar

Solemos tener una vida ajetreada, estresante, siempre pendientes del reloj,  vamos a la carrera a todas partes, un día a día sin reservas temporales para lo que de verdad importa.
Y de repente sucede algo, todo ese bullicioso trajín se detiene repentina e inesperadamente, ya no importan todas esas prisas, da igual no llegar a tiempo para  esa o aquella reunión, da igual si teníamos cita en la peluquería o en el dentista. De repente sólo importa ese preciso minuto, ese segundo más en que podemos inhalar el aire que nos rodea, y tampoco nos importa que éste no sea el más puro, ni que este enrarecido,  lo único que importa es que ese aire esta llenando nuestros pulmones una vez más.
De repente nuestra carrera sufre un frenazo, y es que la vida quiere decirnos algo, tiene algún mensaje para nosotros o simplemente quiere que nos tomamos un tiempo para pensar.
Días de hospitalización,  tiempo vacío de obligaciones, tiempo para pensar y reflexionar, tiempo para reordenar prioridades, para descubrir que y quien, para saber a quien si y a quien no.
A mi me han servido para descubrir la respuesta a muchas de esas preguntas, o al menos la respuesta a la que me han llevado las actividades y los gestos que he vivido estos días.
Días en que mi móvil no paraba, muchas llamadas, pero sobre todo mensajes de preocupación,  de buenos deseos y ánimos. Visitas esperadas y otras sorpresivas,  y como no, también ausencias.
Tantas horas vacías del cotidiano estres, me han servido oara reflexionar,  para meditar y encontrar ese punto de equilibrio conmigo mismo, oara descubrír que no siempre es bueno ser bueno, que resulta más fácil y duele menos ser malo. Y claro... ese planteamiento no encaja en mi esquema de vida, y se produce la inevitable lucha entre aquello que se que debo hacer y aquello que la sociedad dice que tengo que hacer. El combate entre el bien y el mal, entre seguir siendo yo o convertirme en uno más.
Reconozco que me apetece mucho convertirme en un "cabrón" , que es mucho más divertido, pero .... ¿tendré yo madera de "cabrón"? o  ¿estaré condenado a ser "gilipollas" para siempre ?
Difícil decisión,  dilema existencial
Hamlet lo expresó muy bien... 

Ser, o no ser, es la cuestión!
—¿Qué debemás dignamente optar el alma noble entre sufrir de la fortuna impía el porfiador rigor, o rebelarse contra un mar de desdichas, y afrontándolo desaparecer con ellas?
Morir, dormir, no despertar más nunca,poder decir todo acabó; en un sueño sepultar para siempre los dolores del corazón, los mil y mil quebrantos que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara concluir así! Morir... quedar dormidos...Dormir... tal vez soñar!
—¡Ay! allí hay algo que detiene al mejor. Cuando del mundo no percibamos ni un rumor, ¡qué sueños vendrán en ese sueño de la muerte!
Eso es, eso es lo que hace el infortunio

C. Rodríguez 
25/09/2018

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