sábado, 22 de septiembre de 2018

Un sábado más

Y amaneció de nuevo,
como un sábado cualquiera,
lucia el sol y la ciudad empezaba
a desperezarse de su resaca.
Pero este día sería diferente.
Desde mi presidio tan sólo contemplo
los vacios tejados vecinos,
hoy sólo podré sentir el sol
tras los cristales de esta habitación.
Sentiré su luz y su calor pero,
faltarán las trémulas sombras
que entre los árboles produce,
faltará el arullo de los regatos,
que su luz reflejan.
Faltará tu mirada cómplice
buscando la mia,
faltará tu cintura
entre mis manos,
faltará con el desayuno
el deseo de tus besos.
Hoy es un día distinto,
ayer la parca bailó cerca,
me mostró su cara dulce
y me dejó marchar
ayer pudo llevarme
y me dejó quedar.
Desde temporal reclusión escribo
y sin razón ni motivo me rio,
y es que sólo Dios sabe
el susto que me ha metido,
sólo El sabe como me ha tenido.

C. Rodríguez
22/09/2018

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