MIS MIEDOS
Tras los fríos cristales de mis gafas,
en la oscuridad de la noche
rota por el brillo las estrellas
y el reflejo de la luna en las calmadas aguas,
buscaba mi mirada encontrarse con la tuya,
albergando tal vez la esperanza
de hallar en ella de complicidad un atisbo.
Volvía el feroz lobo del recuerdo
a despertar viejos miedos,
a señalar viejas heridas,
y desde lo más hondo gritarme
¡no lo hagas, ya has sufrido bastante!
y con su gélido mordisco
dejarme paralizado.
Noche estrellada que nos contemplaba,
suaves olas que nos mecían,
mientras su música junto a la arena componían,
luna que al oído me susurraba,
no le temas a nada y bésala,
entre tus brazos acógela
y entre silencios amala.
Esa noche la batalla venció el miedo,
mi cobardía frenó el sentimiento,
y otra vez me arrepiento
de no arriesgar hasta el último aliento,
de callar lo quiero gritar al viento,
de enmudecer mi pecho
con la mordaza del tiempo.
Tiempo que no tengo,
pues ante mis ojos te alejas,
y no encuentro palabras,
no encuentro miradas,
no habrá caricias,
se irán con tus sonrisas,
las que reflejaré en mil poesías.
Maldita cobardía,
que al silencio me relega,
mientras me habla de prudencia,
y los miedos alimenta,
mientras los brazos me ata
y mis labios calla,
dejando que otra vez te vayas.
Quisiera haber podido,
quisiera haberte abrazado,
quería haberte besado,
deseo tenerte a mí lado,
y algún día sin miedo
poder decirte te amo.
C. Rodríguez
8/09/2022
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