DIA
DE LA MUJER
Corre
el calendario y llega otra de esas
fechas “emblemáticas", otro de esos días que se suponen “especiales",
ya está aquí el 8 de marzo.
En
esta ocasión no entraré a calificar, ni tan siquiera a comentar el eslogan
escogido para esta celebración, creo que ya se ha hablado bastante sobre él.
Esta vez pasaré de largo y en silencio para no hacer mucho ruido.
Podría
en este día ensalzar cientos de nombres, pero en el tintero se quedarían miles,
más bien millones, de nombres más que
tienen el mismo mérito o incluso más que todas aquellas que se mencionan
en los libros de historia, en los periódicos, en los panfletos que durante tanto
tiempo han empapelado las calles a lo largo y ancho del mundo.
Será
hoy mi recuerdo para todas ellas, para esas verdaderas heroínas de la lucha feminista,
para todas las que en el anonimato más absoluto contribuyeron a una sociedad
más justa, a las que hoy día dan la cara y alzan sus voces pidiendo igualdad.
Para
aquellas que no quisieron ser menos y las que hoy no quieren ser más.
Para
quienes no aceptaron aquel rol impuesto de sumisión y desprecio.
Para
las que no aceptan extremismos impuestos por grupos radicales que buscan otros objetivos
que distan mucho de la igualdad.
Para
aquellas que han llegado, y para las que están por llegar, para las que suma para no dividir, para las
que no renuncian a ser ellas ni a sus metas.
Hoy
mi recuerdo, mi homenaje y mi aplauso será para todas esas mujeres de verdad,
las que no necesitan humillar para progresar, las que rigen libremente sus destinos,
las que deciden estar solas, las que prefieren la vida en pareja, las que
deciden ser madres y las que no desean serlo, las que quieren que alguien
camine a su lado y las que prefieren hacerlo en solitario.
Para
todas y cada una de vosotras, porque nos habéis hecho mejores, porque nos habéis
enseñado que hay otra forma de hacer las cosas, porque no creéis en el
enfrentamiento y usáis la razón para cambiar la sociedad, porque nos permitís ser
uno con vosotras y nos ayudáis a entender vuestro mundo, vuestras
peculiaridades, vuestras necesidades, vuestros sueños… y todo ello sin bombos
ni platillos, sin más ni menos.
Soy
un hombre enamorado del género femenino, en su conjunto, en general y en
particular. Todo en las mujeres me parecen fascinantes, sus capacidades son muy
superiores a las del hombre, aunque prefieran dejarlas ocultas o más bien no
alardear de ellas (supongo que en esto tiene mucho que ver la educación
recibida). Su capacidad organizativa, su innata facilidad para gestionar la
economía, por no hablar de su tolerancia al dolor, su umbral de estrés… y un
largo etcétera de puntos donde pese a quien pese tenemos mucho que aprender de
ellas.
Habrá
quien diga que exagero, pero…. ¿cuántos seríamos capaces de gestionar y
organizar una familia al mismo tiempo que atendemos a nuestros trabajos? Probablemente la cifra real este bastante por
debajo de las respuestas afirmativas, pero allá cada uno.
¿Cuántos
seguiríamos atendiendo los quehaceres domésticos cuando nos encontrásemos
enfermos? ¿Cuántos soportaríamos con entereza la presión y la tensión añadida
de la familia después del trabajo?
Os
dejo que lo penséis un poquito, y luego
miréis a esas mujeres que os rodean, contemplando esa hermosura que las
caracteriza y volváis a plantearos esas mismas preguntas pero en esta ocasión
imaginad que sois vosotros y responderos a la pregunta de si vosotros estaríais
así después de una jornada de trabajo, las tareas domesticas y los niños. ¿Realmente
creéis que estaríais así de guapos?
Por todo
eso y más, hoy brindo por todas, en este día mal marcado en el calendario,
porque vosotras sois quienes hacéis mejor esta vida.
C.
Rodríguez
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