miércoles, 26 de octubre de 2022

DOMINGO

DOMINGO

 

El día amanecía gris y melancólico, como suelen hacerlo los días del otoño en esta tierra gallega. Las nubes amenazaban desde el plomizo cielo con comenzar a llorar en cualquier momento. Pero era domingo y  eso lo cambiaba casi todo.

Sonó el despertador y nada costó que saliera del cálido abrazo del edredón, y es que era domingo, y no importaba que apenas estuviese amaneciendo en ese momento.

Una ducha comenzaba el protocolo dominical, un café y algo dulce para acompañar la negra y amarga bebida, que hoy no importaba que casi se hubiese quedado frío, total … era domingo.

Una mirada al reloj, y un empujón a las últimas cosillas que debían entrar en la mochila, seguro que algo se habría quedado atrás, algo se habría quedado olvidado, pero ya no importaba, era domingo.

Una carrera, tres tropiezos al bajar las escaleras, un patinazo en el recién fregado suelo del portal del edificio y el gran porrazo contra la pared, pero nada de aquello importaba pues era domingo.

Sí, era domingo,  y ni el cuerpo aún dolorido del golpe, la seguridad de que algo faltaba en la mochila, las ojeras del madrugón y las amenazadoras nubes borrarían la sonrisa de mi cara.

Por fin había llegado el domingo, toda una semana esperando este momento, una semana de impaciencia y resignación que por fin llegarían a su fin.

Era este el día en que salía de la aburrida rutina diaria y me sumergía en la frondosidad de los bosques, cuando mis botas recorrían aquellos senderos hoy casi olvidados y que otras fueron esencial elemento en la cotidiana vida de nuestros ancestros.

Aunque esto me hacía feliz, no era este el propósito de mis dominicales escapadas, los domingos tenían un propósito especial…  verla a ella, su sonrisa, sus ojos, su pelo,  su cuerpo… escuchar su voz, su risa cada vez que de mí boca salía alguna tontería.

¿Cómo era posible que después de tanto tiempo, de tantos kilómetros compartidos, de tantas horas de charla, todavía no fuese capaz de decirle lo que su mirada provoca en mi?

Y aquí estoy, un domingo más esperando que su sonrisa oculte las nubes y sus ojos hagan brillar el sol.

C. Rodríguez

17/10/2022 

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