UNA
HISTORIA EN EL CAJON
Aquel
día quise comenzar a escribir una historia, una de esas historias que nos
aceleran el corazón y nos hacen soñar. No quería repetir nada de lo ya escrito
en otras historias, quería que esta vez todo fuese diferente, porque también su
protagonista lo era.
Ella
no era una de esas mujeres que pasaban
desapercibidas, más bien era de las que sabía destacar, pero lo hacía por su cerebro y no por su
físico, que desde luego también era
hermoso.
Nunca
es fácil comenzar a escribir una nueva historia, siempre sentimos que esas
primeras líneas no engancharan a nuestros lectores, que se hace todo demasiado
predecible, demasiado obvio, y las revisamos una y otra vez tratando de mejorar,
de hacerla diferente.
Sin
embargo no había cambiado ni una sola coma en aquel comienzo. La historia fluía
con mayor soltura de la esperada, incluso más de la que yo había imaginado y
deseado.
Línea
a línea me atrapaba, capturando toda mi atención. Antes de que pudiera darme
aquella mujer había logrado colándose en
mi corazón y hasta el fondo de mi alma sin que nada pudiera hacer por evitarlo.
Siempre
he sido bastante difícil en esto de los sentimientos, pero esta vez era tan distinto,
mi corazón se había abierto igual que una rosa en primavera, y lo mejor era que
aquella sensación no me desagradaba, al contrario, me hacía sentir muy a gusto,
me reconfortaba y trasmitida paz.
Me
encontraba como en una nube, las páginas se iban llenando de hermosos momentos,
y también con algunos algo tensos, pero que siempre se resolvían con un final
feliz del episodio.
Pero
algo se torció en la trama de aquella historia,
los acontecimientos dieron un extraño vuelco y en pocas páginas todo
había cambiado . La felicidad se convirtió en frustración, los reproches adoraban
sin sentido alguno, y el amor convertido en rencor hacia irrespirable el
ambiente en demasiadas ocasiones.
Fue
así como aquella historia dejó de ser escrita, se quedó arrinconada en un cajón
esperando una nueva oportunidad,
esperando que tal vez algún día el viento del tiempo y una tormenta de
sensatez se lleven todas esas malas sensaciones, desentierren los buenos
recuerdos y así, la pluma de la vida inicie
de nuevo la escritura.
C.
Rodríguez
01/09/2019
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