UN FIN DE SEMANA DIFERENTE
El fin de semana se planteaba
aburrido, el octavo temporal de frío y lluvia visitaba la región y para colmo
su ex pareja había decidido no dejar que su hija le visitaste, a pesar de
corresponderle según marcaba la sentencia de su convenio regulador.
La llegada de aquel temporal
había forzado la suspensión de todas las salidas de senderismo que las distintas
asociaciones y grupos que él seguía y con las que tenía contacto tenían
previstas para esos días.
Por si acaso se le pasaba por
la cabeza aprovechar para disfrutar ese tiempo de la compañía de su pareja,
ella tenía un viaje por temas familiares y estaría fuera de la ciudad todo el
fin de semana.
Su mente se negaba a no hacer
nada, y su cuerpo renegada de la posibilidad de estar dos días de inactividad
casi absoluta.
Comenzó planificar en que
ocuparía aquellas 60 horas que tenía por delante. Aprovecharía para liquidar
algunas tareas pendientes... ya había terminado de reparar la que sería su
nueva mesa de centro para la sala, y este sería un buen momento para hacer el
cambio.
También tenía a medias la restauración de aquel viejo mueble de la
máquina de coser, los últimos materiales que necesitaba ya los tenía en casa,
solo era ponerse manos a la obra, tal vez incluso le diese tiempo de darle una
mano de pintura a los marcos de las puertas, que ya tocaba también.
Nada de esto le estaba
convenciendo, en estas tareas tendría ocupado su cuerpo pero su mente
seguía dándole vueltas a la situación, seguía pensando en que su niña no
estaría con él por enésima vez ya.
Todo cambió de repente con el
sonido de aquel teléfono, una propuesta para acompañar a su pareja en aquel
viaje familiar, ya todo estaba arreglado, sólo era cuestión de coger el
coche y zamparse unos kilómetros, algo a lo que él ya estaba acostumbrado.
Tras un par de horas de
autopista y carreteras comarcales llegó a su destino, era un lugar tranquilo,
donde se respiraba aire puro y paz en todos los rincones, donde todavía se
podía escuchar el canto de los pájaros, aunque aquel frío parecía haber
enmudecido el mundo que en ese instante le rodeaba.
Los móviles no tenían
cobertura, el tráfico era casi inexistente, si acaso un coche cada dos o tres
horas, en definitiva, el lugar perfecto para desconectar y olvidarse del
mundo y sus problemas.
Fue aquel un fin de semana
diferente, donde el estrés se había quedado en la carretera, un fin de semana
de charlas, juegos de mesa y café de pota, un fin de semana sin redes sociales,
sin WhatsApp, sin llamadas que rompiesen aquella paz, un fin de semana de esos
que hacía mucho tiempo que no disfrutaba.
No era que los problemas
hubieran desaparecido, simplemente que se veían de otro modo, como si la
distancia los hiciera más pequeños, y cuando se ven de ese modo, se ven más grandes
las soluciones.
Ese fin de semana surgieron soluciones a algunos problemas, y para
otros se vislumbraba un camino que tal vez llevase a la resolución.
De regreso a casa sus ánimos
estaban fortalecidos, había tomado algunas decisiones importantes, y sus ganas
de ser feliz habían vuelto.
Gracias por un fin de semana
diferente.
C. Rodríguez
4/02/2019
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