domingo, 10 de febrero de 2019

UN FIN DE SEMANA DIFERENTE


UN FIN DE SEMANA DIFERENTE

El fin de semana se planteaba aburrido, el octavo temporal de frío y lluvia visitaba la región y para colmo su ex pareja había decidido no dejar que su hija le visitaste, a pesar de corresponderle según marcaba la sentencia de su convenio regulador.
La llegada de aquel temporal había forzado la suspensión de todas las salidas de senderismo que  las distintas asociaciones y grupos que él seguía y con las que tenía contacto tenían previstas para esos días.
Por si acaso se le pasaba por la cabeza aprovechar para disfrutar ese tiempo de la compañía de su pareja, ella tenía un viaje por temas familiares y estaría fuera de la ciudad todo el fin de semana.
Su mente se negaba a no hacer nada, y su cuerpo renegada de la posibilidad de estar dos días de inactividad casi absoluta.
Comenzó planificar en que ocuparía aquellas 60 horas que tenía por delante. Aprovecharía para liquidar algunas tareas pendientes... ya había terminado de reparar la que sería su nueva mesa de centro para la sala, y este sería un buen momento para hacer el cambio.
También tenía a medias la restauración de aquel viejo mueble de la máquina de coser, los últimos materiales que necesitaba ya los tenía en casa, solo era ponerse manos a la obra, tal vez incluso le diese tiempo de darle una mano de pintura a los marcos de las puertas, que ya tocaba también.
Nada de esto le estaba convenciendo, en estas tareas tendría ocupado su cuerpo  pero su mente seguía dándole vueltas a la situación, seguía pensando en que su niña no estaría con él  por enésima vez ya.
Todo cambió de repente con el sonido de aquel teléfono, una propuesta para acompañar a su pareja en aquel viaje familiar,  ya todo estaba arreglado, sólo era cuestión de coger el coche y zamparse unos kilómetros, algo a lo que él ya estaba acostumbrado.
Tras un par de horas de autopista y carreteras comarcales llegó a su destino, era un lugar tranquilo, donde se respiraba aire puro y paz en todos los rincones, donde todavía se podía escuchar el canto de los pájaros, aunque aquel frío parecía haber enmudecido el mundo que en ese instante le rodeaba.
Los móviles no tenían cobertura, el tráfico era casi inexistente, si acaso un coche cada dos o tres horas, en definitiva,  el lugar perfecto para desconectar y olvidarse del mundo y sus problemas.
Fue aquel un fin de semana diferente, donde el estrés se había quedado en la carretera, un fin de semana de charlas, juegos de mesa y café de pota, un fin de semana sin redes sociales, sin WhatsApp, sin llamadas que rompiesen aquella paz, un fin de semana de esos que hacía mucho tiempo que no disfrutaba.
No era que los problemas hubieran desaparecido, simplemente que se veían de otro modo, como si la distancia los hiciera más pequeños, y cuando se ven de ese modo, se ven más grandes las soluciones.
Ese fin de semana surgieron soluciones a algunos problemas, y para otros se vislumbraba un camino que tal vez llevase a la resolución.
De regreso a casa sus ánimos estaban fortalecidos, había tomado algunas decisiones importantes, y sus ganas de ser feliz habían vuelto. 

Gracias por un fin de semana diferente.

C. Rodríguez
4/02/2019

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